TERRITÓRIOS E PAISAGENS BENEDITINAS NO RIO DE JANEIRO

Resumen

A lo largo de los siglos XV y XVI, mientras Portugal y España ampliaban sus dominios políticos a través de la expansión marítima, la milenaria orden benedictina cobraba nueva vida con la creación de las congregaciones benedictinas de Valladolid, España, y la de los monjes negros de Portugal. Este segundo se construyó en la década de 1560, mediante la restauración de los monasterios lusitanos, coordinada por fray Pedro de Chaves y fray Plácido de Vilalobos, de la abadía catalana de Monserrate, perteneciente a la Congregación de Valladolid. Tras la tercera sesión del Concilio de Trento, Felipe II inició la reforma de las órdenes religiosas en Valladolid, pasando luego a Monserrate, Escorial y Madrid. La llegada de los benedictinos a Brasil, así como la de los franciscanos y carmelitas, coincidió con el período conocido como Unión Ibérica o gobierno filipino. En la expansión territorial de la península ibérica hacia ultramar, las órdenes religiosas funcionaron como impulsoras del proceso civilizatorio en América Latina bajo el dominio del catolicismo. Así, el primer monasterio benedictino fundado fuera de Europa fue en Salvador, Bahía, en los primeros años de la década de 1589. Desde Bahía, los benedictinos se trasladaron a Olinda, en Pernambuco, ya las capitales de Río de Janeiro, São Paulo y Paraíba. En Río de Janeiro, los benedictinos se instalaron alrededor de 1590, inicialmente en un edificio de tapial, en lo que entonces era el Morro da Conceição. Las obras del Monasterio definitivo se iniciaron con la iglesia en 1633, bajo la dirección de Fray Leandro de São Bento, pasando luego a cargo de Fray Bernardo de São Bento. Una vez delimitados objeto y espacio, el propósito de este artículo es analizar sus dimensiones como patrimonio cultural a partir del lugar y paisaje en el que se insertan, la historia y narrativas asociadas, la documentación relacionada con el monumento y el orden, así como las obras de arte, el diseño, las referencias eruditas en ellas contenidas, las referencias de los artesanos -de saberes vernáculos y no tan eruditos-, de la economía, de la sociedad y de otros factores relevantes, así como, del patrimonio inmaterial -sobre todo , el canto gregoriano, la disciplina de la orden y la formación de los religiosos y la educación que éstos dan a la juventud local. A modo de conclusión, el texto presenta la importancia del conjunto benedictino de Río de Janeiro en la convergencia de las diferentes dimensiones patrimoniales del arte y el paisaje en la edificación monástica inserta en la cultura brasileña. Como objetivo final, el artículo pretende subrayar la importancia de la unión ibérica en la formación del mencionado patrimonio artístico y paisajístico, a lo largo de los siglos XVII y XVIII y avanzando como patrimonio integral, de gran riqueza y diversidad a lo largo del siglos siguientes.