En referencia al aprendizaje por proyectos, lo describen como la aplicación práctica de los aspectos teóricos
a partir del trabajo realizado sobre un tema determinado, dando opción a que cada alumno pueda conseguir
los objetivos según sus aptitudes personales. Mantienen que, sobre no ser un método muy implantado en
los estudios superiores, sí que puede ser utilizado durante toda la docencia musical, catalogándolo dentro
del significado de “enseñar a enseñar”.
La aplicación del aprendizaje por competencias en los estudios musicales, los partícipes consideran que es
positivo por su naturaleza de adaptabilidad a cada fase del desarrollo educativo. Con esto, la necesidad de
conexión entre el profesorado para llegar al mismo punto de encuentro y la coordinación entre todas las
asignaturas, tanto prácticas como teóricas, consideran que es de difícil aplicación en los centros superiores
musicales, realizando al igual como habían citado en el aprendizaje por proyectos una diferenciación entre
la cuestión teórica y su posterior aplicación práctica dentro del aula. En ambas discusiones, el alumnado hace
referencia a que el ser un buen intérprete no es sinónimo de ser un buen docente.
La metodología a través del programa la describen como un trabajo en grupo en el que la totalidad realiza
exactamente la misma actividad, en esta ocasión todos interpretan el mismo tipo de partituras, lo que deriva
en un aprendizaje que denominan de efecto espejo: “tú aprendes de ellos, ellos aprenden de ti”. La práctica
de estos programas metodológicos la valoran de forma positiva, pero los discentes son críticos con la
situación general de la instrucción musical superior, detallando que a pesar de estar cursando unas
enseñanzas reconocidas como de grado, con las competencias académicas derivadas de la firma del Tratado
de Bolonia, se continúa ejerciendo de manera mayoritaria una docencia similar a la de los años 80, existiendo
gran cantidad de profesorado que se resiste a efectuar un reciclaje y una actualización que los habilite para
poder ejercer la investigación y equiparar la docencia musical a otras especialidades superiores.
Ante esta situación, son los mismos estudiantes los que directamente señalan al profesorado del centro
entre los que se mantienen haciendo uso de la tradición metodológica, que los mismos docentes significan
que “toda la vida les ha funcionado”, frente a una minoría renovadora que aboga por una constante
evolución y experimentación de nuevas propuestas didácticas.
La discusión de la categoría metodología, también ha contribuido a que se iniciase un debate sobre la
idoneidad de las materias que actualmente se encuentran en el currículo. Debido a las peculiaridades de los
instrumentos de percusión, el alumnado reclama una revisión de las asignaturas existentes en la actualidad,
justificándolo en la necesidad de abrir los estudios de percusión a nuevas variedades musicales como son la
música moderna, música étnica o el flamenco.
La incorporación de estas asignaturas la plantean en forma de optativas que puedan ser elegidas
personalmente, en detrimento de otro tipo de asignaturas que actualmente se están cursando y que afirman
no aportarles nada a su formación. Igualmente, este planteamiento deriva en una discusión sobre la
necesidad de ampliación de créditos ECTS que significaría una mayor duración de los estudios de grado, pero
que les aportaría una mejor especialización y la consecución de unas nociones básicas de todas estas facetas
expuestas.
El aporte individual adquirido por los alumnos que destacan de la realización de todo el proyecto, lo dividen
en dos aspectos: aportación personal y aportación didáctica. Dentro de las aportaciones personales
especifican el grado de familiaridad y sinergias surgidas entre ellos tras la práctica de las actividades en
grupo. En cuanto a las contribuciones didácticas, la primera mención y más generalizada es la posibilidad