del sintetizador (Van Der Rest 2014), lo cierto es que los resultados de este estudio muestran que la mayoría
de los aspectos en torno a este punto siguen estando poco definidos (Puentes Madarnás, González-Martín,
and Ponsatí 2022). Por ello, sería importante que se desarrolle un currículum comprehensivo y estructurado
en varios niveles, teniendo en cuenta los puntos comunes y las diferencias de las distintas especialidades.
Asimismo, sería importante elaborar guías de situaciones de aprendizaje y otros recursos pedagógicos, que
puedan ayudar al profesorado a incluir el sintetizador en otros niveles educativos como las Enseñanzas
Profesionales de Música o las enseñanzas de régimen general.
Por último, para que la enseñanza del sintetizador y la música electrónica no se limite a unas pocas
especialidades de las EASM y se extienda a otros niveles y contextos educativos, es indispensable que el
futuro profesorado reciba una educación adecuada al respecto. Esta formación, que en la actualidad no
existe (Puentes Madarnás, González-Martín, and Ponsatí 2022), debería ser incluida en un futuro dentro de
los planes de estudio de la especialidad de pedagogía de las EASM y en el grado en educación con mención
en música, ya que son las dos principales vías de formación de docentes de música. Es crucial que, en estos
estudios, el futuro profesorado adquiera unos conocimientos básicos sobre el uso del sintetizador y los
instrumentos electrónicos en contextos educativos, con el objetivo de brindar al alumnado un aprendizaje
más contextual (Cain 2004; Crow 2006) que incluya estilos musicales vinculados a sus preferencias musicales.
Y es importante que esto se haga preservando los instrumentos utilizados en estas creaciones musicales, sin
hacer adaptaciones a instrumentos acústicos que conlleven una importante pérdida de la esencia tímbrica
que caracteriza a este tipo de música. Por ello, será fundamental que en los próximos años las instituciones
educativas y las direcciones de los centros fomenten la inclusión del sintetizador y otros instrumentos
electrónicos en enseñanzas musicales, para que éstas no se queden obsoletas y puedan estar más vinculadas
al contexto musical en el que vivimos.
5. Referencias
Bauer, William I., and Richard J. Dammers. 2016. “Technology in Music Teacher Education: A National
Survey.” Research Perspectives in Music Education 18 (1). ingentaconnect.com: 2–15.
https://www.ingentaconnect.com/content/fmea/rpme/2016/00000018/00000001/art00001.
Braun, Virginia, and Victoria Clarke. 2006. “Using Thematic Analysis in Psychology.” Qualitative Research in
Psychology 3 (2). Routledge: 77–101. doi:10.1191/1478088706qp063oa.
Brown, Andrew. 1997. “Changing Technologies, Changing Minds: Taking Account of Music Technologies in
the Curriculum.” Brisbane, Queensland: Aust. Society for Music Education.
https://eprints.qut.edu.au/6197/.
Brown, Andrew R. 1995. “Defining Synthesizer Teaching.” In Honing the Craft : Improving the Quality of
Music Education, ASME 10th National Conference, 58–62. eprints.qut.edu.au.
https://eprints.qut.edu.au/42186/.
Cain, Tim. 2004. “Theory, Technology and the Music Curriculum.” British Journal of Music Education 21 (2).
Cambridge University Press: 215–221. doi:10.1017/S0265051704005650.
Calderón Garrido, Diego, Josep Gustems Carnicer, and Xavier Carrera. 2020. “La Competencia Digital Docente
Del Profesorado Universitario de Música: Diseño Y Validación de Un Instrumento.” Aloma: Revista de
Psicologia, Ciències de L’educació I de L'esport, 2020, Vol. 38, Núm. 2, P. 139-148. Facultat de Psicologia,
Ciències de l’Educació i de l’Esport Blanquerna …. https://repositori.udl.cat/handle/10459.1/69993.